El sabá laranjeira (en español, zorzal colorado) empieza a ensayar su canto hacia finales de invierno antes del amanecer, al parecer, imitanto el canto de otras aves salvajes y domésticas (jilgueros, etc.)...) por puro placer. En las ciudades, sus vocalizaciones se escuchan bien pronto, antes de que empiece el bullicio urbano. A lo largo del día también se puede escuchar su potente canto, armónico y de notas poco variadas pero cargadas de melodía. Posee un reclamo bien agudo.