El ser emprendedor no es sólo cuestión de formación o de tener unas ansias de llevar a cabo un negocio o una empresa. Es toda una cultura: una manera de pensar y actuar. Es una forma de vida y está orientada hacia la creación de riqueza, personal y económica, a través del aprovechamiento de oportunidades, del desarrollo de una visión y de un liderazgo, creando una propuesta de valor que pueda darse en el mercado como una verdadera oportunidad real.
El emprendimiento, así, debe ser parte de la persona misma, inclusive si esta no tiene en mente iniciar un negocio y gestionar su autoempleo. Es un área que toda persona debe desarrollar pues en definitiva le dota de habilidades que son demandadas en el mercado, esa capacidad de ser creativo y de poder encontrar oportunidades e ideas constantemente, además del espíritu que una formación en emprendimiento requiere: un ser motivado, capaz de lidiar con las dificultades y seguir adelante.